CAZAFANTASMAS
  EXORCISMO
 

EXORCISMO




Ritual purificador por el que es expulsado un espíritu de un cuerpo físico. El exorcismo es una práctica ritual, practicada a lo largo de la historia por todas las civilizaciones, para expulsar a los demonios o espíritus malignos de cada una de las creencias.

   En este reportaje nos vamos a centrar con especial atención en la práctica cristiana. Empezaremos definiendo los síntomas que padece el poseído. Según el padre Canale se describen perfiles como rostro del color del cedro, ojos apretados, carnes apretadas y atadas, la boca del estómago y el corazón contraidos, sintiendo como un mordisco en el estómago y pinchazos en el corazón como de agujas, ardor en el cuello y en los riñones que parece que los perros están desgarrando sus carnes, vientos helados y una especie de llama de fuego que recorren el cuerpo. Pero acaba diciendo que la práctica le enseña, que según las experiencias los síntomas son infinitos. Estos síntomas en aquella época podrían llegar a ser considerados como una posesión, sin embargo, actualmente cualquier conocedor de medicina nos dirá que son los síntomas de una afección histérica.

   Sin embargo a lo largo del tiempo, según a avanzado la medicina también, lo han hecho los síntomas de los actuales poseídos, hasta un punto en el que la medicina y la psiquiatría actual no pueden dar una explicación coherente.

   Alguno de estos síntomas actuales son, el vómito de abundantes pelos, de objetos punzantes, impotencia sexual, mudez, heridas y estigmas, levitación, cambios importantes en el rostro, fuerza superior al patrón del poseído, adivinación, habla de lenguas que no debería conocer por su antigüedad o rareza y muchos otros. Un ejemplo de estos síntomas lo podemos ver en lo que relató el exorcista oficial de la diócesis papal del Vaticano:

   Durante los 27 años de mi carrera he practicado 60 exorcismos. Los diablos no pudieron hacer nada contra mi, aunque lo intentaron varias veces. Sin embargo, reconozco que el estar poseído puede causar estragos en los cuerpos de las víctimas. En cierta ocasión, a una persona endemoniada se le hincharon los ojos de sangre hasta convertirse en dos auténticas bolas de fuego, mientras su piel se volvía tan blanca como un papel y salían llamas por su boca

   Otro caso, por ejemplo, el de la impotencia sexual, es marrado por Jacob Sprenger, coautor del Malleus Maleficarum o Martillo de las Brujas, del siglo XV, donde escribe:

   Considerado los impedimentos para la cópula entre personas que no están casadas entre sí, el Demonio no hace nada malo, pero la impotencia que afecta a los cónyuges sí que es verdaderamente una obra diabólica, dirigida contra la procreación, siempre que no se trate de cónyuges de más de cincuenta años

   Para expulsar a ese demonio o espíritu maligno del cuerpo del poseído se debe practicar un exorcismo, que varía según las creencias del personaje que practica el ritual. Así como puede que te sirva la plegaria de San Cipriano para liberar espíritus malignos, los cristianos usan el ritual romano de 1614 que tiene un mayor rigor, ya que desde el siglo XVII se está utilizando con aparentes buenos resultados y con una mayor coherencia por parte de los exorcitas a la hora de diferenciar una posible posesión de cualquier enfermedad psicológica, por lo que todos los exorcistas deben poseer conocimientos de medicina, psicología o psiquiatría.

   También se puede hacer el exorcismo, con el nuevo ritual creado por Juan Pablo II en octubre de 1998, pese qa ue parece menos agrasivo y eficaz que el de 1614.  


   Actualmente en la Iglesia Católica existen personas dedicadas especialmente a llevar a cabo estas tareas. Estos individuos, además de tener la autorización del obispado para realizar cada exorcismo, deben tener un entusiasmo caritativo y nunca por cualquier tipo de interes, además de un conocimiento previo de otras experiencias para estar alertado de lo que se puede llegar a encontrar y no verse sorprendido, en la medida de lo posible. Otro factor muy importante a la hora de elegir un exorcista es que posea una gran Fe en Cristo, ya que el demonio intentará confundir al exorcista con mentiras o falsas verdades, incluso intentando hacer creer al exorcista que el espíritu ya ha sido expulsado, por lo que hay exorcismos que han llegado a durar semanas.

   El exorcismo cristiano consta de 21 pasos, en las que el exorcista debe realizar misas vestido de morado, impartir la comunión al poseído, poner el crucifijo en la cabeza y pecho del poseído, recitar salmos y pasajes evangélicos específicos según la ocasión, etc. Hay momentos en el que el exorcista realiza "ataques" al poseído con frases como:

   Yo te conmino, espíritu inmundo, cualquiera que seas, y a todos tus colegas, que tenéis dominado a este siervo de Dios, para que, por los misterios de la encarnación, pasión, resurrección, y por la misión del Espíritu Santo, y por la venida del mismo, Nuestro Señor, en el juicio Universal, me digas tu nombre y el día y la hora de tu salida con alguna señal, y para que me obedezcas en todo a mí que soy, aunque indigno, ministro de Dios, y no causes mal alguno a esta criatura de Dios ni a los presentes, ni a sus bienes

   Estas palabras son en parte lógicas, ya que el exorcista tiene como objetivo alternativo, sacar información de la posesión, como el nombre del diablo, cuantos son, cuando comenzó la posesión, por qué y sus consecuencias. Pese a que digo que sacar esta información, es un objetivo alternativo, estos datos son imprescindibles para la consecución del exorcismo.

   El exorcismo debe realizarse en presencia del menor número posible de personas, que suele ser mayor en el caso de ser poseída una mujer, ya que en ese caso suele haber la presencia de otra mujer junto al sacerdote. También se suele realizar en un sitio apartado, para no alarmar a las personas que puedan oir los gritos del poseido, por lo que se suele hacer en una Iglesia o parroquia.

   Ya Cristo dio a sus apóstoles el poder de exorcizar, y de igual manera en la ordenación de un exorcista según los statuta ecclesiae antiqua del siglo VI, el obispo entrega al futuro exorcista el libro de exorcismos y recita la frase:

Accipe et commenda memoriae et babe potestatem imponendi manus super energúmenos sive baptizatos sive catecúmenos

   Y finalmente, le da su bendición y le da el admonitio praevia:

   Exorcistam oportet abducere daemones et dicere populo ut qui non communicat det locum et aquamin ministerio fundere

 
   
 
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